May 17, 2008

El Mundo


Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.


A la vueltá contó.


Dijo que habia contemplado, desde alla arriba, la vida humana.


Y dijo que somos una mar de fuegitos


El mundo es eso, reveló. Un montón de gente, una mar de fuegitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demas.


No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes, y fuegos chicos, y fuegos de todos los colores.


Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas.


Algumos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.

Eduardo Galeano - "El libro de los abrazos"

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